Iris y Lucky el pequeño duendecillo de la Navidad
Erase una vez, una niña que vivía en una gran ciudad junto a sus padres. Un día, la niña fue con ellos a jugar al parque.
Muy apresurada, pasó una lagartija y la niña corrió tras ella. La lagartija asustada, se metió en el hueco de un árbol para esconderse de la niña.
De repente, se oyó una voz que decía:
– Pero ¿que paaaasa, sra. lagartija? ¿por qué esas prisas? ¡Casi me pisa!, lleve cuidado – era un duendecillo del parque, que vivía dentro del árbol.
– Uyyy, lo siento mucho, es que me esta persiguiendo una niña gigante – dijo la lagartija
– ¿Cómo que una niña gigante? – contestó el duendecillo, asomando la cabeza por el agujero.
– Ahhhh, ¡¡¡pero si es Iris!!!, lagartija, no tengas miedo, Iris es una niña buena – volvió a decir el duendecillo.
– ¿Como sabes mi nombre? – contestó Iris.
– Soy Lucky un duendecillo, amigo de Papá Noel. Me encargo de vigilar que los niños se porten bien, para que así, puedan recibir sus regalos en Navidad y te he estado observando desde hace tiempo, por eso se que eres muyyyyyyyyy buena.
– Debo estar soñando… – dijo Iris, restregándose los ojos y alejándose del árbol.
Pasaron varias semanas y llegó Navidad. Iris, como todos los años, había escrito su carta a Papá Noel y esperaba impaciente que pasara la Noche Buena, para recibir sus regalos.
Esa noche durmió poco, pensando en los regalos y esperando que Papa Noel no se olvidase de ella. Ya era de día, así que se levantó y fue rápidamente al salón. Allí junto al árbol de Navidad, estaba su regalo.
Era un paquete precioso, con una envoltura muy bonita de color rojo, con un gran lazo dorado. No habían pasado ni 2 segundos y ya lo había abierto. Pero,¡¡¡que decepción!!!, dentro ¡¡no había nada!!, bueno sí, una nota que decía “El duendecillo del parque me ha dicho que eres una niña buena, pero que no crees en lo que ves”.
Iris comprendió que debía confiar más en lo que sus sentidos le decían y en sí misma. Estaba triste por no tener su regalo, pero a la vez contenta y sorprendida por haber conocido a Lucky, aquel duendecillo tan gracioso.
Cuando se dio la vuelta para ir a contárselo a su mamá, vio con incredulidad que, en un rincón del salón, había otro paquete para ella con otra nota que decía “A veces, nuestra obcecación no nos deja ver más allá”, pero esta vez, dentro del paquete sí estaba el juguete que había pedido y sonrió muy feliz a su mamá, que la estaba observando.
Autora: Rosario Morote
Código: 1312209640550
Fecha 20-dic-2013 16:58 UTC
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